Blogia
Carolyna

Justicia divina en el campeonato de Fórmula 1

Justicia divina en el campeonato de Fórmula 1 McLaren paga caro sus múltiples polémicas y al final los honores corresponden a Kimi Raikkonen y Ferrari

Finalmente Lewis Hamilton y Fernando Alonso se quedaron como el chinito, “nomás milando” a Kimi Raikkonen levantar el trofeo de campeón del mundo de la Fórmula 1 en esta temporada 2007.

Tras un polémico año en el máximo serial del automovilismo deportivo, el finlandés de Ferrari logró lo impensado: ganó el Gran Premio de Brasil y se coronó con merecimiento, ante el azoro del otrora monarca Alonso, del novato Hamilton y de la propia escudería McLaren, que redondeó un año de pesadilla.

Pero el deporte es así, porque si bien es cierto que en ocasiones parece injusto, también sabe recompensar a quien realiza el mayor de los esfuerzos en buena lid, y qué mejor que hacerlo en la pista, en donde los argumentos no tienen atenuante, como si el propio automovilismo supiera que de la victoria del finlandés llegaría el bálsamo de credibilidad hacia una campaña sabrosa en dimes y diretes, pero que sin duda comenzaba a afectar al prestigio de la categoría.

Finalmente, Raikkonen “habló” donde tenía que hacerlo, en la pista, a bordo de su monoplaza, es cierto, ayudado por su coequipero, el brasileño Felipe Massa, quien también pudo ganar y más aún, porque lo hacía ante su público, pero sabía que esto marginaría a su compañero del título, por lo que el trabajo de equipo, que en McLaren fue inexistente en esta temporada —al menos dentro de las pistas—, finalmente decantó el campeonato hacia el piloto de la escudería del cavallino rampante.

Mientras tanto, el escuadrón de Ron Dennis prefirió concentrar su estrategia en espiar al rival para minarlo, o violar el reglamento en varias oportunidades, lo que incluso le derivó no sólo sanciones económicas, sino la pérdida del título mundial de Constructores.

Todo ello, aunado a la animadversión que existió entre Lewis Hamilton y Fernando Alonso, que trajo como consecuencia un apabullante descalabro.

0 comentarios